Comparación entre obras: el destino.
Esta
es una de las ideas que está impregnada en cada página de las obras. Ambas
obras desde un principio ya nos cuentan que el destino es desfavorable para los
amantes.
En la
obra de Don Álvaro o la fuerza del sino
es el propio antihéroe, Don Álvaro, quien condiciona su futuro, su destino, ya
que al dejar la pistola en el suelo de tal forma se produce el disparo que hace
que el padre de Leonor caiga al suelo y termine muriendo.
En
cambio en la obra de La Raquel vemos
como Raquel ha sido indirectamente condicionada por el destino debido a la
réplica social de la nobleza por los poderes que esta tiene cuando realmente no
debería debido a su rango social.
En la
obra de Don Álvaro o la fuerza del sino
al principio de la obra vemos como una mujer nos apresura su triste final, que
el destino de ambos amantes no iba a ser bueno de una forma u otra, ya que
según las líneas de la mano de Don Álvaro, no iba a tener un buen final:
PRECIOSILLA. Si
los señores de Sevilla son vanidad y pobreza todo en
una
pieza. Don Álvaro es digno de ser marido de una
emperadora...
¡Qué gallardo!... ¡Qué formal y qué
generoso!...
Hace pocos días que le dije la buenaventura
(y por
cierto no es buena la que le espera si las rayas de
la
mano no mienten), y me dio una onza de oro como un
sol
de mediodía.
Y por
otro lado vemos a La Raquel, la cual se ve condicionada por su poder, claro
ejemplo vemos de su trágico final en el siguiente fragmento ya que nos da a ver que al fin y al cabo ese poder tirano va a perderse en cualquier momento por parte de la nobleza:
GARCÍA
. ¡Qué
vanas amenazas! Los vasallos
Que como
yo su lealtad confirman
Con tantas
pruebas; que su sangre ilustre
En defensa
de Alfonso desperdician;
Aquellos
que en sangrientos caracteres
De heridas
por su nombre recibidas
Llevan
la ejecutoria de sus hechos
Sobre
el noble papel del pecho escrita,
Ni temen
amenazas, ni calumnias,
Por más
que les combata la malicia.
Pero
a ti, a quien estéril de esos montes
El terreno
parece, es bien que diga
(para
que de un error te desengañes).
Que a
estas montañas que desacreditas,
La libertad
de España se les debe;
Que en
el Alarbe yugo gemiría
Por ventura
hasta hoy, si su aspereza
No hubiese
producido esclarecidas
Almas,
que con valor y atrevimiento
Sacudiesen
del cuello la ignominia.
Y no
cansado su feraz terreno
Espíritus
produce todavía,
Que el
vicio y la maldad abominando,
Poderla
derribar al fin confían
Del supremo
lugar, del alto asiento
Que tan
indignamente tiraniza.